lunes, 9 de febrero de 2009

¿Y qué es lo que ha logrado Israel?

(No me gusta escribir sobre politica; casi siempre brinda únicamente malas noticias. Espero que estas sean mis últimas palabras al respecto. Si escribo ahora sobre este tema tan triste, es porque me parece que todo aquel que rechace las acciones tomadas por Israel contra el pueblo de Gaza no debe quedarse callado; no queremos que el silencio se convierta en complicidad. Manifestarse es la única manera en que podemos mostrar nuestra repugnancia, aunque las manifestaciones no logren nada práctico, en muchos casos. Hubiera querido publicar estas notas hace unas semanas, pero el tiempo es insuficiente a veces.)

Tras la masacre, al encontrarse Israel y Gaza en un relativo (o supuesto) estado de paz, cabe preguntarse, ¿Qué ha logrado finalmente Israel?

¿Cuál era la meta del gobierno israelí? Según se informó, acabar con el poder terrorista de Hamas -es decir, exterminar a todos sus miembros por "el bien de los pueblos de Israel y de Gaza". No les bastó. Había que estar completamente
a salvo. No hubo mejor idea que la de bombardear incluso contra todo aquel que habitara la franja de Gaza. ¿Les bastó? No. Tuvieron que utilizar bombas de fósforo blanco, prohibidas según los convenios de Ginebra. Aún si no estuviera vigente su prohibición, el uso de esas armas es una acción totalmente repudiable. ¿Acabaron con los de Hamas? No. Acabaron con más de mil vidas inocentes, incluidos niños, mujeres, ancianos (
BBC). Ahora sí, ¿Qué ha logrado Israel? ¿Qué ha logrado el gobierno israelí? ¿Qué ha logrado la reelecta ministra Tzipi Livni?

Logró demostrar que es un gobierno al cual no le importan los medios utilizados para lograr su cometido; no nos sorprendamos si durante los próximos cuatro años (de la era Livni) acciones similares siguen sucediéndose (*).

Logró convertirse en el estado más odiado del mundo en la actualidad.

Logró demostrar que la ONU, el bendito organismo por el cual todos enloquecen cuando se trata de esa falicia que suelen llamar "derechos humanos", es una entidad incapaz; así pues, Israel nos ha mostrado que no le importa pisotear a las Naciones Unidas si se trata de "lograr la paz" -y parece que a la ONU no le importó ser pisoteada.

Logró que no sólo los judíos ciudadanos de Israel, sino los judíos de todo el mundo sean mirados ahora con cautela y hasta con rencor, en muchos casos. Y esto a pesar de haber un considerable número de judíos -dentro y fuera de Israel- que se oponen a las acciones del gobierno israelí -entre ellos, Chomsky.

Logró que algunos rememoren a Hitler y a los campos de concentración. Y tal rememoración no necesariamente se basó en las penurias judías: la gente (y esto lo he escuchado frecuentemente) se pregunta "¿habrá tenido Hitler la razón?"; en el peor de los casos, muchos ya aseveran que Hitler tuvo la razón. No comparto esta opinión tan apresurada.

Y logró, sobre todo, sembrar el odio, el resentimiento y el inminente placer de la venganza en niños que poco o nada tenían que ver con este conflicto. Pregúntesele a cualquier niño de Gaza sobre qué es aquello que quieren ser o hacer cuando grandes. La respuesta común: venganza.





(*) Nota del 22 de febrero: Hasta el día en que escribí estas notas, no se sabía sobre la designación de Netanyahu para presidir el gobierno israelí. Livni aún tendrá presencia en este gobierno de "coalición"; no sé hasta qué punto será relevante su intervención en asuntos internacionales, mas de seguro no será nula.








domingo, 8 de febrero de 2009

Charlot

Cuando Charlot escapó furtivamente de un campo de concentración, gracias a su "parecido" con el tirano Hynkel, y suplantó por cuestiones del azar al dictador de Tomania; en ese momento, debimos haber escuchado.

El discurso de Charlot (esta vez como un barbero judío y amnésico que participó, sin recordarlo ya, en la primera guerra mundial) es un llamado a una rehumanización del hombre. La ciencia, las máquinas, la industria, han contribuido fatalmente a nuestra maldición -a pesar de haber sido concebidas, en principio, como medios para nuestro desarrollo en tanto humanos. La evolución se vio desplazada en favor de la avaricia, las ansias de poder, de dominio; el hombre somete al hombre, otra vez -aunque con nuevos medios.

Sus palabras nos piden reflexión. En medio de una nueva guerra -acaso la más brutal de los últimos tiempos- ese pedido fue poco escuchado, casi ignorado. ¿Se mantiene su propuesta?

Ahora, luego de sesenta y nueve años de haber sido pronunciado, escucho el discurso de Charlot y no puedo evitar preguntarme, ¿cuándo escucharemos realmente ese llamado? ¿Podremos escucharlo? Y es que al presenciar una masacre parecida a la ocurrida durante la última guerra mundial; cuando una señora poderosa -toda una "fama", ella- se atreve a decir descaradamente que espera que el holocausto contra su pueblo ocurrido hace cincuenta años no vuelva a ocurrir, mientras sus tropas asediaban una ciudad llena de inocentes, asesinándolos sin consideración alguna: en medio de este contexto maldito -que algunos piensan está a punto de acabar-, no puedo concebir que las palabras de Charlot hayan sido atendidas.

¿Hacerle caso a una ficción? No. Es que el discurso ya no es sólo de Charlot, el personaje, sino de Chaplin, el hombre. Ese discurso es del hombre, de la humanidad que espera. El hombre llama al hombre, pero éste no escucha; está enfermo y no dispone aún su recuperación.