miércoles, 23 de diciembre de 2009

A Grete, de Jorge Wiesse

Como soy un holgazán y, por ello, no tengo nada propio que escribir aquí, dejo ahora un poema de Jorge Wiesse (quien, por cierto, fue mi profesor hasta hace unas semanas -me siento bastante agradecido e incluso algo afortunado). Tengo la impresión de que los versos que siguen han capturado bastante bien la circunstancia en la que G. Samsa padece su vida nueva. Es notable la aliteración que se utiliza en toda el poema, recurso que nos da un logrado efecto sonoro que recrea con mucha precisión (no sé si con exactitud total) los balbuceos del insecto en sus reflexiones. Me parece un poema bastante logrado, un agradable encuentro con una composición distinta de las que pululan por ahí sin ningún mérito.



A Grete



Du mußt bloß den Gedanken
loszuwerden suchen,
daß es Gregor ist
.

Franz Kafka, Die Verwandlung



Supuro sanies, sanguaza y saliva
Saburrosa --y un siseo sinuoso
Que sale de mi sámago y es zonzo
Socolor, sucia sanguaraña cíclica.

Solo esta soflama, ya sibilina,
Te silbo: Será mi serga ël solo
Serpeo con que el sanedrín silvoso
Me sancionó, y tu seca sevicia.

No, no el sapillo ni los siflomas
Que en soros sarpullen este serpigo
Donde son sentinadas las manzanas:

Tú y tu solicitud me han suprimido;
Tú que, segura, supliste, con sosia
Siniestro, esas mis señas sepultadas.



(Jorge Wiesse. Vigilia de los sentidos. Editorial Laberintos, Lima, 2005. 107 pp.)
















jueves, 10 de diciembre de 2009

XXXVI


Thánatos

En medio del camino de la Vida...
Dijo Dante. Su verso se convierte:
En medio del camino de la Muerte.

Y no hay que aborrecer a la ignorada
Emperatriz y reina de la Nada.
Por ella nuestra tela está tejida,
Y ella en la copa de los sueños vierte
Un contrario nepente: ¡ella no olvida!



Rubén Darío














(Para Darío, la princesa habíase perdido entre las veleidades de su palacio. Su darse cuenta obtuvo el mundo como recompensa y eje de angustia. Los perfumes se evaporaron lentos en la ventisca. Ahora, las hebras que dominan junto al Tiempo.
Tiempo, Darío mío... tan sólo Tiempo!)






lunes, 30 de noviembre de 2009

Últimos apuntes


Sólo ahora, tras la lectura de esas líneas, comprendo la gravedad de la situación en la que estaba Alonso. Nunca me quiso referir con exactitud su hazaña teórica; nunca, porque la supo fútil e incoherente desde un comienzo. ¡Pero cuán ilusionado y obsesionado estaba con sus tentativas! Ya no recuerdo bien aquellos años en que leíame sus versos, que no enseñaba a nadie por pensarlos faltos de comunicabilidad. Alonso era muy oscuro al escribir -pero quien conozca las preocupaciones y angustias que entonces lo acongojaban, podrá valorar la belleza de sus pensamientos y de sus palabras. Todas esas creaciones han desaparecido; no sorprendería que en esta desaparición, Alonso hubiese sido un factor crucial. Cuán desconfiado de sí solía ser.

Ya no lo recuerdo como el tímido poeta ignorado (o que quiso ser ignorado). Sólo tengo la imagen de ese pensador incontrolable, aquél que por culpa de un fugaz momento de supuesta epifanía abondonó su vida en favor de unos postulados que ahora todos conocen por absurdos. Tal vez el resto lo condenó por su pasado creador. Ahora, en estos precisos instantes, bajo la apariencia de un modesto homenaje, es motivo de comidillas intelectuales y sentencias injuriosas.

Sólo he encontrado un pequeño fragmento, tal vez introductorio, de la obra que se propuso realizar, escondido entre los restos de su habitación en Lima y junto a un pequeño tomo de Mallarmé. Lo que escribió es casi incomprensible:


Problemática del ser-persona

La comprensión de la realidad y de su sentido, ha de partir de un conocimiento primario que puede sustentarse desde dos perspectivas. Una, que es metafísica y se refiere al estudio del ser como posibilidad primaria de conocimiento de la realidad y su sentido; otra, que es psicológica y se refiere al ser ya no como ente metafísico, sino como individuo que se interpreta desde el estudio de la personalidad. Sin embargo, ha de reconocerse que entre ambas perspectivas una es más fundamental que la otra, pues el estudio del Ser es un estudio que va hacia un estado puro y trascendental del objeto que se estudia; por su parte, una teoría de la personalidad no puede realizarse como estudio de la pureza del objeto, pues al hablar de una personalidad nos referimos siempre a una personalidad del individuo –es decir, a una personalidad del Ser, a uno de sus modos. Por lo tanto, un estudio de la personalidad, como punto de partida, no nos lleva sino hacia una psicología metafísica o, más bien, a una psicología ontológica –con las salvedades que estos términos puedan suscitar.


No son los términos alambicados ni la semántica caótica los que hacen de este texto algo incomprensible, pues no son estas sentencias meros juegos teóricos ni retóricas filosóficas sin valor. Lo increíble está en el alto grado de verdad, de verdad absoluta, en que, al parecer, Alonso tenía a esta concepción de la realidad. Esa verdad, pensó, valía la pena del sacrificio de todo lo mundano; la especulación se convirtió en un deber casi divino.

Me gustaría no haberlo visto la semana antes de su muerte. Pensé que mi visita terminaría con los remordimientos, que surgieron al sospechar que estaba abandonando a un amigo. La privación del juicio no le permitió reconocerme; a mí, en cambio, no me dejó reconocerlo con inmediatez el estado deplorable de su aspecto, de su cuerpo enfermo (casi tísico), y la mirada perdida en una esquina del techo despostillado. No volví a verlo sino hasta ayer, antes de que lo llevaran al cementerio. Sólo Sonia, su desdichada esposa, quien da gracias a Dios por la desaparición de los trabajos de Alonso; sólo Sonia y yo
estuvimos ahí.







miércoles, 18 de noviembre de 2009

- - -


No es tan difícil ser amable, sólo que provoca angustia. Mira, con el tiempo se logra, duele un poquito -pero sana. Así dicen. Sana. Sarna. ¿Sana la sarna? Maceta de flores, han dicho cerca al hogar, porque Oquendo de Amat cree que el paisaje es verde como el limón y se parece a una pelota de golf. Hay que tomar un poco de deporte y saborear el smog con una pizca de vieja Lima y dulce lima. El Museo de Arte Italiano allende al Centro cívico cuando Valdelomar se quejaba del gordo que le manchaba el paisaje porque las casas del Paseo colón quieren ser Viena. Flaubert, Flaubert. No... Balzac! Otra vez de regreso del poema cuando París cambia al sonido del timbre. Sugiere, pues, amigo. ¿No ves que el limeño cree su criollada como un vals vienés? Somos corte, pues... corte virreinal. Y qué pasó con Lautreamont! Aquí está Adam, el ish sin ishsha. Algo parece París y ahora parece Viena jugando a las cartas con el campo de Marte, cuando el mostrenco pajarito azur sueña paisajes antiarchiultramegaitalianos. Bicicletas que se acostumbran a leer a Rosseau, que se sube en una para pronunciar discursos a los enanos que tienen máquinas de cocer maíz y algodón como máquinas guillotinescas. Cambios de letra que explica bien el muy buen olor. Juego visual del paisaje? Ya opinaste, hosca y agria Rita? He perdido mi olfato, así lo ha querido un González vigía. Martes, perdidas las 12 y 50 del medio mediodía. Semillas tienen que reproducirse más rápido. Dentro de poco me devuelven mis metros en contacto con la naturaleza artificial. Este perro sarnoso que no es visual. Se acaba, se acaba. "¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!" Calderón. Colofón...








martes, 10 de noviembre de 2009

(*)


Tras unos versos furiosos, escritos más bien por impulsos salvajes o de desquite, decidí salir del campo. Había impotencia (que siempre se hace presente en estas ocasiones), confusión (que siempre se hace presente en estas ocasiones), un poco de odio (que siempre llega tarde en estas ocasiones); cada paso me dolía.

Antes de regresar al cubil, quise ir por unos paleativos. De manera muy vaga, pude ver que fuera del campo unas señoras recolectaban dinero para no sé yo qué causa. Las ignoré, ensimismado en reflexiones acerca de esos versos tan nuevos por fieros y tan no míos. Yo los había escrito, aunque nunca pensé escribir por desfogue. Me había traicionado un poco a mí mismo.

Conseguí lo que quería y me propuse regresar a casa. Pero, casi sin darme cuenta, como movido por un agente externo o (si se quiere) por lo inconsciente, me vi colocando unas monedas en la urna de las señoras que pedían dinero para no sé yo qué causa. En retribución, ellas me pusieron una figurilla en la camisa -indicador de mi colaboración. Me alejé tras quitarme la calcomanía; la tuve en mi mano hasta luego de una cuadra. Prendí mi paleativo, aún pensando en mis anteriores versillos, y entonces vi la figura que todavía guardaba entre mis dedos. Tenía un mensaje. "Dulces son tus palabras".

Me pregunto ahora si este comunicado no fue también maniobra de
aquel viejo que me habló de la fe. Séalo o no, me resulta al menos un contraste que va más allá de lo que me permite la lógica.






(*) Resurrección: Otra vez, se ha ido mi alma.
Puedo volver a escribir.






jueves, 2 de julio de 2009

Θάνατος


Ya no voy a escribir más aquí. No descarto un esporádico regreso, pero estoy convencido de que ello será muy improbable. Quise hablar sobre tantas cosas con la nada como eje, pero ya las cosas van perdiendo sentido.

Nunca pude terminar esa "serie" que llamé Purgatorios humanos. Pensé en cuatro partes sueltas, mas sólo llegúe a tres. La cuarta, acaso la más importante, es innarrable: la suma realidad, la experiencia vivida hasta lo más profundo del ser, no es materia de la ficción -supera cualquier lógica narrativa.

Gracias, muchas gracias a quienes dedicaron unos minutos a la revisión de estas líneas. Agradezco también los comentarios alentadores o críticos, sus burlas o su interés. Y doy gracias también por haberse mantenido este espacio con poca difusión; ha sido un acto piadoso.

Dejaré, sin embargo, abierto este lugar para quienes quieran revisar nuevamente (o por primera vez) lo escrito hasta hoy; así también, dejo los enlaces a los caritativos otros mundos.

Hagan, pues, lo que deseen con este sitio -a mí ya no me importa.

Adiós.








miércoles, 8 de abril de 2009

Cobain

Hace quince años un electricista, quien jamás pensó ser parte casi fundamental de la tragedia, encontró el cadáver de Kurt Cobain; su cuerpo yacía inerte desde tres días antes. Según cuentan las investigaciones "oficiales" (y las comillas las coloco para aquellos que no están conformes con tal versión), el joven se habría disparado en la cara con una escopeta tras una fuerte dosis de heroína; cómo pudo alguien dispararse en la cabeza con tanta precisión bajo los efectos de una droga tan potente es difícil de explicar -pero sólo esto sabemos acerca de su prematuro suicidio.

Camus escribió que el único problema filosófico realmente serio y que valía la pena de ser reflexionado era el del suicidio. Cobain había reflexionado demasiado en tan corto tiempo, y su conclusión fue fatal. Apresurada o no, la decisión de partir no constituyó sino su única vía de escape. Escapar o no del mundo que abruma de manera fatídica y hasta con malicia: ese, al parecer, fue el gran dilema de sus últimos días.

Supongo que para muchos este día es causa de recordar canciones furiosas, gritos increíbles en conjunción con armoniosas voces lacónicas; todo confluye, siquiera de manera efímera, en la aflicción por la partida de un ser que sólo buscaba tranquilidad consigo mismo, restabilización, Nirvana.

Mas, ¿qué manera de recordarlo es aquella que hace de su memoria un nuevo objeto de mercancía? Y es que usar su firma y fragmentos de sus diarios para estamparlos en un par de zapatillas, me parece simplemente una vileza. Aún muerto, la industria lo sigue despedazando para repartir sus pedazos a las masas egoístas y desconsideradas. Al parecer, su decisión no tuvo el resultado deseado: Cobain se fue para que lo dejasen en paz, pero es seguro que aún sigue revolcándose en la tumba; diríase a sí mismo que ha muerto en vano.

Dejémosle, pues, disfrutar de su retiro y, en vez de tomarlo como objeto de obsesión bajo la excusa de su apoteosis, escuchémoslo. Que eso es lo que Kurt Cobain quería: ser escuchado.












miércoles, 1 de abril de 2009

Morbo



Han abierto una feria de libros en la universidad. No pensé asistir sino hasta el día Viernes; mas la deficiencia de nuestro transporte público me obligó a quedarme en la universidad un par de horas más. Decidí, por tanto, ir a la feria.

Hay tantos libros que uno no sabe cuál escoger; no me es fácil decidirme por uno en especial, pero hago el intento. Llegué al puesto de la librería "La familia". Vi un primer libro que me llamó la atención, aunque continué paseándome entre el resto. Bajo un rótulo que rezaba "Literatura", vi libros de Milan Kundera, Bioy Casares, Woody Allen (!)... hasta que vi a Kafka.

No era el Kafka narrador, era el Kafka que más me intimida; era Kafka a través de sus diarios. Abrí el libro; la primera hoja decía algo así como "edición a cargo de Max Brod". Max Brod, el que hizo de Kafka un San Garta; aunque no le tengo rencor -pues por él se conservaron varios escritos de su amigo-, ya no veo su nombre sin inquietarme siquiera un poco. Vi el reverso del libro; decía: "...no destinados a la publicación...". Entonces, ¿con qué derecho revisamos sus "más íntimos secretos"? Definitivamente, es el morbo de querer saber todo acerca de la vida de este escritor tan manoseado por quienes se dedican a estudiarlo. Algo incómodo ya, dejé el libro en su lugar y sólo me llevé el primer libro que anteriormente había encontrado.

Pagué, agradecí, me fui. Sentado en una banca, revisé el libro que había comprado. "La esperanza y lo absurdo en la obra de Franz Kafka", me gritaba el título de uno de sus capítulos. Absurdo. Yo, que había leído ya algunos fragmentos de los diarios de Kafka para un curso de Narrativa, sabía que esos escritos -por ser de esa índole- poseían formas caóticas; todo desorden, ideas por aquí, ideas por allá; algunos escritos un poco muertos, sin sentido, absurdos.

Y el morbo se apoderó de mí.

Regresé a la tienda. Rápidamente me dirigí hacia el lugar donde había visto
ese libro. ¡Tal vez ya se lo habrían llevado! ¡Tal vez alguien se dio cuenta de lo mismo y tampoco pudo resistirse! ¡Ya no estaba! No, sólo lo habían cambiado de lugar. Tal vez siempre estuvo ahí, la confusión habría sido mía. Lo volví a sacar. Me lo llevé.

Leo las primeras frases y me siento culpable. Culpable porque, en primer lugar, nada me diferencia ya de las jovencitas que lo quieren saber todo con detalle acerca de sus efímeros ídolos; por otro lado, porque me doy cuenta de que esta lectura es necesaria, a pesar de lo que Kafka haya previsto para sus diarios y otros escritos -el fuego. Pero también me doy cuenta de algo más alentador: que no estoy interesado en saber al detalle sus pensamientos más personales, sino que he encontrado un refugio. El escritor que no podía escribir (¡quién sabe por qué no!) ha encontrado en mí un par; yo he encontrado un confortable cubil.

El primer libro que tomé fue "El mito de Sísifo", de Albert Camus.







lunes, 16 de marzo de 2009

César Vallejo

Hoy, dieciséis de marzo, se celebra el aniversario ciento diecisiete del nacimiento de César Vallejo, nuestro poeta más aclamado por la Literatura universal.

Muchas opiniones se han vertido sobre la obra y vida de este personaje tan oscuro; algunas, claro, más acertadas que otras. Todos quieren hablar de Vallejo, de su miseria, de su compromiso con la humanidad, de Trilce, de su rostro siempre triste y meditabundo (1). Pero ¿se le ha escuchado verdaderamente? Seguramente, aunque tal vez sean pocos los casos y las veces; en cuanto a mí, aún me encuentro en ese proceso (a veces interrumpido) de descubrimiento. ¡Qué sinceridad se encuentra en sus primeros versos! Su asonancia valora la esencia antes que la forma. La brusquedad y crudeza de algunas palabras suyas son reposo de muchos lamentos; de la pena por aquellos que se alejan, por la ausencia de los mayores, por los idilios que han muerto.

Dejemos (mejor) que hable el propio maestro. Reproduzco, pues, a continuación un poema (2) que celebra, muy a la manera de su autor, este día -del cual algunos han olvidado ya el recuerdo.


Espergesia

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de féretro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el Misterio que sintetiza...
que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.











(1) Aunque existe también una fotografía (al parecer, la única) en que se retrata a un Vallejo sonriente. A quien le interese: http://www.andes.missouri.edu/andes/Especiales/CALVallejo/VallejoSonriente.jpg

(2) Extraigo este poema de la
Obra poética de César Vallejo (Lima, Ediciones PEISA, 2002), que se basa en la Obra poética completa preparada por Georgette de Vallejo (Lima, Francisco Moncloa Editores, 1968).








lunes, 9 de febrero de 2009

¿Y qué es lo que ha logrado Israel?

(No me gusta escribir sobre politica; casi siempre brinda únicamente malas noticias. Espero que estas sean mis últimas palabras al respecto. Si escribo ahora sobre este tema tan triste, es porque me parece que todo aquel que rechace las acciones tomadas por Israel contra el pueblo de Gaza no debe quedarse callado; no queremos que el silencio se convierta en complicidad. Manifestarse es la única manera en que podemos mostrar nuestra repugnancia, aunque las manifestaciones no logren nada práctico, en muchos casos. Hubiera querido publicar estas notas hace unas semanas, pero el tiempo es insuficiente a veces.)

Tras la masacre, al encontrarse Israel y Gaza en un relativo (o supuesto) estado de paz, cabe preguntarse, ¿Qué ha logrado finalmente Israel?

¿Cuál era la meta del gobierno israelí? Según se informó, acabar con el poder terrorista de Hamas -es decir, exterminar a todos sus miembros por "el bien de los pueblos de Israel y de Gaza". No les bastó. Había que estar completamente
a salvo. No hubo mejor idea que la de bombardear incluso contra todo aquel que habitara la franja de Gaza. ¿Les bastó? No. Tuvieron que utilizar bombas de fósforo blanco, prohibidas según los convenios de Ginebra. Aún si no estuviera vigente su prohibición, el uso de esas armas es una acción totalmente repudiable. ¿Acabaron con los de Hamas? No. Acabaron con más de mil vidas inocentes, incluidos niños, mujeres, ancianos (
BBC). Ahora sí, ¿Qué ha logrado Israel? ¿Qué ha logrado el gobierno israelí? ¿Qué ha logrado la reelecta ministra Tzipi Livni?

Logró demostrar que es un gobierno al cual no le importan los medios utilizados para lograr su cometido; no nos sorprendamos si durante los próximos cuatro años (de la era Livni) acciones similares siguen sucediéndose (*).

Logró convertirse en el estado más odiado del mundo en la actualidad.

Logró demostrar que la ONU, el bendito organismo por el cual todos enloquecen cuando se trata de esa falicia que suelen llamar "derechos humanos", es una entidad incapaz; así pues, Israel nos ha mostrado que no le importa pisotear a las Naciones Unidas si se trata de "lograr la paz" -y parece que a la ONU no le importó ser pisoteada.

Logró que no sólo los judíos ciudadanos de Israel, sino los judíos de todo el mundo sean mirados ahora con cautela y hasta con rencor, en muchos casos. Y esto a pesar de haber un considerable número de judíos -dentro y fuera de Israel- que se oponen a las acciones del gobierno israelí -entre ellos, Chomsky.

Logró que algunos rememoren a Hitler y a los campos de concentración. Y tal rememoración no necesariamente se basó en las penurias judías: la gente (y esto lo he escuchado frecuentemente) se pregunta "¿habrá tenido Hitler la razón?"; en el peor de los casos, muchos ya aseveran que Hitler tuvo la razón. No comparto esta opinión tan apresurada.

Y logró, sobre todo, sembrar el odio, el resentimiento y el inminente placer de la venganza en niños que poco o nada tenían que ver con este conflicto. Pregúntesele a cualquier niño de Gaza sobre qué es aquello que quieren ser o hacer cuando grandes. La respuesta común: venganza.





(*) Nota del 22 de febrero: Hasta el día en que escribí estas notas, no se sabía sobre la designación de Netanyahu para presidir el gobierno israelí. Livni aún tendrá presencia en este gobierno de "coalición"; no sé hasta qué punto será relevante su intervención en asuntos internacionales, mas de seguro no será nula.








domingo, 8 de febrero de 2009

Charlot

Cuando Charlot escapó furtivamente de un campo de concentración, gracias a su "parecido" con el tirano Hynkel, y suplantó por cuestiones del azar al dictador de Tomania; en ese momento, debimos haber escuchado.

El discurso de Charlot (esta vez como un barbero judío y amnésico que participó, sin recordarlo ya, en la primera guerra mundial) es un llamado a una rehumanización del hombre. La ciencia, las máquinas, la industria, han contribuido fatalmente a nuestra maldición -a pesar de haber sido concebidas, en principio, como medios para nuestro desarrollo en tanto humanos. La evolución se vio desplazada en favor de la avaricia, las ansias de poder, de dominio; el hombre somete al hombre, otra vez -aunque con nuevos medios.

Sus palabras nos piden reflexión. En medio de una nueva guerra -acaso la más brutal de los últimos tiempos- ese pedido fue poco escuchado, casi ignorado. ¿Se mantiene su propuesta?

Ahora, luego de sesenta y nueve años de haber sido pronunciado, escucho el discurso de Charlot y no puedo evitar preguntarme, ¿cuándo escucharemos realmente ese llamado? ¿Podremos escucharlo? Y es que al presenciar una masacre parecida a la ocurrida durante la última guerra mundial; cuando una señora poderosa -toda una "fama", ella- se atreve a decir descaradamente que espera que el holocausto contra su pueblo ocurrido hace cincuenta años no vuelva a ocurrir, mientras sus tropas asediaban una ciudad llena de inocentes, asesinándolos sin consideración alguna: en medio de este contexto maldito -que algunos piensan está a punto de acabar-, no puedo concebir que las palabras de Charlot hayan sido atendidas.

¿Hacerle caso a una ficción? No. Es que el discurso ya no es sólo de Charlot, el personaje, sino de Chaplin, el hombre. Ese discurso es del hombre, de la humanidad que espera. El hombre llama al hombre, pero éste no escucha; está enfermo y no dispone aún su recuperación.








lunes, 26 de enero de 2009

Contra Hegel (III)


(Sobre las malas interpretaciones -hegelianas- de la filosofía kantiana) «Pero, ¿cómo podrían ser capaces de penetrar el profundo sentido de las investigaciones de Kant los que ya en su juventud han sido perturbados por los abusos de Hegel? Se han habituado a tomar los más vacíos juegos de palabras por filosofía, los más pobres sofismas por pensamientos ingeniosos y las más insulsas extravagancias por dialéctica; y sus cerebros han sido desorganizados por la asimilación de endiablados juegos de palabras en las cuales en vano se martiriza el espíritu por descubrir un sentido. Para ellos no hay crítica de la razón ni filosofía posible (...)»


(De la invalidez que la filosofía de Hegel y sus contemporáneos tuvo para Schopenhauer) «Ya empieza a generalizarse la convicción de que la filosofía seria y verdadera está en el mismo punto en que Kant la dejó. En todo caso niego que entre Kant y yo haya habido en ella progreso alguno; por lo tanto, yo soy su inmediato continuador. (*)
»(...) la afirmación posterior de la identidad de estos dos términos (fenómeno y noúmeno) será una triste confirmación de la mencionada sentencia de Goethe; tanto más cuanto que no se apoya en otra base que en la fanfarronada de la intuición intelectual, o lo que lo mismo, una vuelta, enmascarada por gestos solemnes, expresiones bombásticas y galimatías, a las groseras opiniones vulgares. Lo que constituyó digno punto de partida de los groseros absurdos que propaló el plúmbeo y beocio Hegel.»


(Sobre el error que Fichte cometió con la filosofía kantiana) «Contaba para ello, muy acertadamente, con la falta de juicio y con la estupidez del público, que toma los peores sofismas y los más absurdos galimatías por pruebas, con lo que se pudo jactar de atraer sobre sí mismo (es decir, sobre Fichte) la expectación que Kant había despertado y de dar a la filosofía alemana la dirección que siguió después Schelling y que alcanzó, más tarde, su cumbre en la ciencia simiesca del absurdo Hegel.»



(Fin de los Manifiestos de Schopenhauer)






(*) Recuérdese que en los años ocurridos entre la filosofía de Kant y la de Schopenhauer, se desarrolló la filosofía hegeliana así como las de otros exponentes del idealismo alemán - Fichte, Schelling, etc.




miércoles, 21 de enero de 2009

Círculos

Algunos niños han llamado otra vez a mi puerta. Otra vez, no los dejé entrar. Yo no sé qué es lo que realmente desean, nunca dejan señal alguna; sólo se limitan, mientras están en el otro lado, a gritar sus ula-de-fu de una manera monstruosamente gutural. Ellos saben que no abriré esa puerta, y también que la he cerrado con cadenas por dentro. Yo no sé por qué insisten; saben muy bien que jamás los dejaré ingresar, y que yo no saldré nuevamente. Y es casi seguro que mañana ocurrirá lo mismo: los golpes a mi puerta, los ula-de-fu, mi desprecio, su huida. ¿Piensan acaso que cederé a su insistencia?

Lo que no puedo entender aún es cómo hacen para venir desde tan lejos; y, como si no les importara el esfuerzo, sólo vienen, molestan y se largan sin más. Aunque pudiera salir, no iría a su lugar; el trayecto es inmenso, tal que nunca podría llegar. Ellos sí pueden y quieren recorrer esa infinitud; por esto es que caen sobre mí: porque no tienen otro lugar al que ir. Pero ni aún así les abriré la puerta; jamás.






miércoles, 14 de enero de 2009

Contra Hegel (II)



«Aunque los hegelianos e ignorantes por el estilo hablen de una filosofía kant-fichtiana, sólo hay una filosofía kantiana y una charlatanería fichtiana; esta es la verdad y seguirá siéndolo, a despecho de todos los preconizadores de lo malo y despreciadores de lo bueno, en los que la patria alemana abunda como ninguna otra nación.»

(Sobre algunos planteamientos hegelianos que pretenden abarcar lo nouménico) «Para esto último ha sido preciso la desvergüenza (sic)
de un charlatán como Hegel. Semejantes bufonerías son las que, desde hace cincuenta años, bajo el nombre de conocimiento racional, se han extendido, llenando cien libros sedicentes filosófico, y quizá irónicamente se les ha llamado ciencia y científicos hasta producir hastío.»


(Sobre lo poco que le importó la aprobación de sus contemporáneos) «Una época como ésta, que ha proclamado durante veinte años el más eminente de los filósofos a Hegel, ese Calibán intelectual, no puede inspirar el deseo de sus aplausos al que ha contemplado semejante espectáculo. No tiene ya coronas de gloria que otorgar; su alabanza se ha prostituído y su censura no tiene importancia.»






jueves, 8 de enero de 2009

Del hombre


Gorki escribió que Chéjov dijo alguna vez: "El hombre ha hecho la Tierra habitable y hará que sea cómoda para él: ¡lo hará!"

Más que habitable, el hombre hace del planeta un lugar inhóspito.

Una vez escuché a Denegri decir (tal vez citando a alguien) que el hombre es el único animal que destruye su hábitat; es lamentable que esta sentencia sea una verdad tan cierta.

Lo que el hombre ha creado para su desarrollo como especie se ha convertido en un vicio, en un veneno.

La guerra: -el peor vicio.

Chéjov se equivocó; la esperanza en el hombre parece perdida.






domingo, 4 de enero de 2009

Contra Hegel

Hace unos meses conseguí un volumen titulado "Obras", de Arthur Schopenhauer. Es el tomo I de una compilación de tres obras suyas, acaso las más relevantes: "La cuádruple raíz del principio de Razón suficiente", "El mundo como voluntad y representación" y "Eudemonología". En este primer tomo sólo se encuentran las dos primeras obras. Como todo principiante interesado en el pensamiento de este filósofo, opté por admirarme primero de "El mundo como voluntad y representación"; sin embargo, he tenido que interrumpir su lectura en favor de otras -sólo me he limitado, hasta el momento, a la revisión aleatoria de algunas páginas.

A pesar de esta lectura algo "heterodoxa", me he percatado de las constantes alusiones que Schopenhauer realiza contra un filósofo que, dogmáticamente, se rehusó a seguir plenamente el pensamiento moderno; que "reavivó" el pensamiento aristotélico para explicar las deficiencias de la Filosofía que le precedió; un filósofo que habría de ser la eterna molestia de Schopenhauer y cuyo nombre fue... G. W. F. Hegel.

Como sería muy atrevido (dada mi escasa experiencia en lo que respecta a la Filosofía) incurrir en comentarios pretensiosos acerca de esta disputa (excepto por la mención de un par de "hechos históricos"), lo que haré de aquí en adelante será citar algunos pasajes de la obra de Schopenhauer en las que la alusión a Hegel sea claramente en su contra. Admirable es el estilo tan logrado y refinado con que Schopenhauer ha escrito su pensamiento; de igual calidad son las citas "perjuiciosas" que presentaré. Es prudente señalar que la animadversión que Schopenhauer tuvo siempre para con Hegel no sólo responde a cuestiones, digamos, personales (como el que las clases que el primero dictaba en la universidad de Berlín hayan fracasado por la preferencia que los alumnos de aquel entonces tuvieran por las conferencias de Hegel) sino que responde también al antagonismo en que se encuentran sus respectivos pensamientos; precisamente, Schopenhauer es un admirador de Kant, cuya filosofía se encontraba ya algo desvalorada debido al surgimiento del pensamiento hegeliano. Sin embargo, Schopenhauer no pretende seguir fielmente, sin crítica alguna, al pensamiento de Kant sino que pretende esclarecer algunos errores en los que éste habría caído -aunque reafirmando siempre la gran admiración y estima que sintió por el pensamiento "königsberguense" (calificativo con el que Nietzsche se refiere al pensamiento kantiano).

Las citas serán extraídas, debido al limitado material con el que cuento, de la "Cuádruple raíz del principio de Razón suficiente" y de "El mundo como voluntad y representación" (incluido su apéndice titulado "Crítica de la Filosofía de Kant"). Tales citas las publicaré alternadamente, de acuerdo a cómo avance con mi lectura.




«Sólo quiero que se me permita, a tenor de lo dicho, considerar la obra de Kant como algo muy nuevo todavía, mientras muchos la consideran ya como cosa añeja y envejecida y aun la llegan a dejar a un lado como cosa finiquitada o, como ellos mismos dicen, la tienen ya detrás de sí, y con pedantesca despreocupación afectan ignorarla y continúan filosofando desvergonzadamente sobre Dios y el alma, bajo el supuesto del viejo realismo dogmático y escolástico, que es lo mismo que si en la nueva química se trajesen a colación las doctrinas de los alquimistas.»

«He presenciado el asombro y el respeto con que se tributaba a lo malo y falso y luego a lo absurdo y disparatado, y me preguntaba si los hombres capaces de apreciar lo verdadero y lo bueno son tan escasos que se tenga que esperar durante veinte años inútilmente para dar con ellos.»


«Podemos comprobar cómo veneraba Schelling la prueba ontológica, si nos fijamos en una extensa nota de la p. 152 del primer libro de sus escritos filosóficos de 1809 (...): cuán fácil es deslumbrar a los alemanes con audaces y enfáticas palabrerías. Pero otro vividor más desdichado, Hegel, cuya filosofastrería toda es una monstruosa amplificación de la prueba ontológica, ha querido defenderla contra la crítica de Kant, defensa de que la misma prueba ontológica se avergonzaría, si fuese capaz de avergonzarse.
»No se espere de mí que hable con respeto de gentes que han hecho despreciable la filosofía.»